Estar con una persona significa amarla y querer compartir el resto de tu vida con ella, pero no tiene porque ser las 24 horas del día, en todo momento y lugar. Eso, más que amor, es auténtica dependencia, algo que muchos suelen confundir y que hace que algunas relaciones naufraguen al poco tiempo de comenzar.
De ahí la importancia absoluta de conservar un espacio propio aparte de la relación de pareja. Con esto queremos decir que tanto hombres como mujeres necesitan tener su propio espacio, su propia vida, ya sea en el trabajo, en sus aficiones, con sus amigos… El ejemplo perfecto lo encontramos en una pareja que no se pelea o discute si salen por separado, cada cual con su grupo de amigos, un fin de semana.
No estamos hablando de hacer vidas totalmente diferentes y separadas, pero sí de encontrar ese equilibrio entre la indiferencia y la obsesión o dependencia. Amar significa compartir, no depender. Debemos tenerlo claro para que la relación siga su curso de la manera más sana y positiva posible.
Todos los estudios psicológicos relacionados con el tema apuntan a la necesidad de contar con un espacio propio dentro de la relación, para poder disfrutar aún más de los momentos que pasemos junto a nuestra pareja. Es, además, una demostración de confianza y seguridad, lejos de los celos que también pueden suponer una bomba de relojería en cualquier relación.